La trama y el orden de la historia

A pesar de que muchas veces pensamos que hablar de trama implica hablar de historia, ambos términos no son sinónimos a la hora de escribir. A través de la trama, a diferencia de la historia, se construye la tensión del texto, aquello por lo cual el lector desea seguir leyendo.

Durante marzo propuse crear un cuento en conjunto en mi cuenta de Instagram @mivozentinta. Como resultado de este ejercicio obtuvimos la estructura de un cuento, un esqueleto de la historia que podemos utilizar para escribir un cuento o del inicio de una novela (si queremos realizar un texto de más largo alcance). Veamos cómo podemos aprovechar lo que tenemos para escribir un texto que cuente con una trama atrapante.

A partir de las elecciones que se fueron haciendo en Instagram, contamos con la siguiente historia:

Título elegido
Rutina interrumpida

Historia armada
Ana sale a correr como todas las mañanas. Al pasar por la plaza ve a un perro atado con una soga a un árbol, para y se acerca a él. El perro parece amigable, mueve la cola y se menea.

Ana le ata al cuello la soga que sacó del árbol y se acerca a un señor sentado en un banco. Le pregunta si vio quién lo dejó. Ante la pregunta de Ana el señor la observa extrañado, sin contestarle, con la mirada perdida.

Ana sujeta al perro que quiere acercarse al hombre. Insiste, pero el hombre ve pasar un pájaro y sigue su vuelo sin contestarle. Detrás de ella un hombre habla. La cara del señor se ilumina al ver al muchacho, quien le agradece a Ana haber recuperado al perro y la invita a desayunar con ellos.

Ana acepta la invitación.

¿Cómo armamos a partir de esto una trama atrapante?

Para lograr atrapar al lector tenemos que explotar al máximo el potencial de la historia, jugar con la voz narrativa y profundizar en las características de los personajes, así como en sus motivaciones.

Para esto, teniendo en cuenta la historia que creamos en conjunto, exploremos los siguientes puntos:

  • El objetivo de la historia.
    ¿Por qué encuentra al perro Ana? ¿Será para conocer al dueño del perro (ese muchacho que habla al final de la historia)? ¿Será que encontrar al perro le hace recordar su necesidad de tener una mascota? ¿Será que el señor a quien le pregunta por el perro va a ser importante en su vida? Como vemos, la historia es el germen, pero con la misma estructura, podemos plantearnos objetivos de desarrollo muy distintos.
  • Los personajes.
    Tenemos a nuestro personaje principal: Ana. Sin embardo, no sabemos mucho de ella. Intuimos por su actuar que le gustan los perros, pero nada más. Por lo que tenemos que definir cómo es, qué la motiva (cuál es su mayor deseo), por qué hace lo que hace (salir a correr, acercarse al perro, aceptar la invitación a desayunar), a qué se dedica…
    Por otro lado, tenemos que definir quienes son los personajes secundarios (el perro, el hombre y el muchacho). Tenemos que darles un nombre (si es que lo necesitan) y saber quienes son, qué hacen, qué buscan y si están relacionados uno con el otro (por ejemplo: ¿el hombre y el muchacho se conocen? Y ¿el perro y el hombre?).
  • El conflicto y las subtramas
    En lo superficial podemos ver que el conflicto más evidente es el perro abandonado. Por debajo de ese conflicto, de esa trama, tiene que haber una subtrama que aporte complejidad a la historia. En este caso, lo natural sería que esté relacionada con el personaje principal: Ana. Pensemos entonces: ¿cuál es el conflicto de Ana? ¿Cómo desarrollamos su conflicto? Pensemos, ¿qué la lleva a acercarse al perro? ¿Cuál es su motivación para agarrarlo? ¿Será que quiere encontrar al dueño? O, ¿tal vez espera que esté perdido para quedárselo? O quizá, tiene miedo a los perros y acercarse a él le resulta un desafío. O, tal vez, el conflicto de Ana no sea con relación al perro, sino con el hombre, que le recuerda a su papá/abuelo, o con el muchacho, que resulta ser alguien que conoce o, por el contrario, un extraño que desea conocer. Hay miles de opciones posibles, pero definir los conflictos en la historia nos va a permitir avanzar hacia un rumbo certero durante la escritura y desarrollar la tensión del texto en su justa medida.
  • El orden de la trama.
    Una vez definidos el objetivo, los personajes y los conflictos, es hora de armar la trama. El cuento creado en conjunto nos ofrece una historia cronológica (una sucesión de hechos). Ahora, ¿es ese el mejor orden para escribir el texto? Para poder evaluar las distintas opciones probemos empezar por el clímax (el momento en el que Ana se acerca al hombre con el perro) o, por qué no, por el final (cuando el muchacho la invita a desayunar). De esta forma, podremos evaluar con qué trama la historia funciona mejor.

A partir de este ejemplo podemos ver, sin ninguna duda, la escritura es un proceso creativo y que, de una misma historia, pueden salir montones de tramas diversas, así como infinita cantidad de cuentos/novelas.

¿Te animás a escribir un cuento con esta historia?
Mandame tu cuento en un mail a hablemos@mivozentinta.com

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